27 septiembre 2008

De qué me escondo



Ahora sólo quiero saber
por qué ando siempre torcido,
el amor se escondió tras el sillón
y mi lengua a poco de tu ombligo.

Ya no te consiento
otro beso a cobro revertido,
la razón atropelló al corazón,
cansada de engañarse contigo.

Por no vivir en directo,
me acostumbré al diferido.
Vivo enfadado con la televisión,
no me aporta nada entretenido.

Y ahora sí, cálmame este dolor sin muela,
acaricia con tu lengua
hasta donde estire el frenillo.
Sigue intentando por si cuela,
abrir un poco más la puerta,
olvidé echar el pestillo.

Necesito saber por dónde vienes
y yo dónde me escondo.
Necesito saber para qué vienes
y yo de qué me escondo.


Pero inténtalo, amor,
que yo
estoy que no me aclaro.
Tú inténtalo, amor,
que yo
... como que no me aclaro.

Lo tengo todo a medio hacer,
con gente estoy comprometido.
A nadie estoy obligado a ver,
lo primero son los amigos.

Ya no tengo dónde ir
desde que se marchó,
no he vuelto a ver al hada.
intento de verdad salir
pero necesito calor
y esa casita pa' los dos en tu mirada.

Y ahora sí, cálmame este dolor sin muela,
acaricia con tu lengua
hasta donde estire el frenillo.
Sigue intentando por si cuela,
abrir un poco más la puerta,
olvidé echar el pestillo.

Necesito saber por dónde vienes
y yo dónde me escondo.
Necesito saber para qué vienes
y yo de qué me escondo.


.

25 septiembre 2008

Fuerzas para un soñador


Algunas veces necesito una dosis extra de moral propia.

Veo que todo a mi alrededor se derrumba y creo no tener fuerzas suficientes para todos ellos. Trato de hacer ver a cada persona que está a mi alrededor que tener 2 semanas malas no es el fin del mundo.

Yo he pasado por eso. He tenido momentos malos y otros, por desgracia, muy malos. Hoy estoy aprendiendo a ver la luz, pero no por ello lo consigo a diario.

Las personas que me importan sufren muchas veces y no se como ayudar, porque sé que son cosas que no pueden evitarse: problemas de pareja, desamores, decepciones, momentos que son mejor olvidar...

Yo tengo la suerte de hacer todo lo que me gusta y tener opciones de seguir haciéndolo, por lo que todas mis ganas de ayudar se mantienen intactas para mis amigos.

Y seguiré luchando porque a los mios no les falte nunca alguien que los apoye...


Y enseñarles a todos que es posible la vida...

19 septiembre 2008

La chica del autobús


Subí a mi autobús, como de costumbre, de camino a la universidad.

Miré a mi alrededor buscando algun asiento vacío y logré encontrar uno al final del pasillo. Solté mi mochila en el suelo y me senté.

Al levantar la cabeza me encontré con algo que no me esperaba esa mañana. Era una chica, pero no una cualquiera. Llevaba viéndola por la facultad un par de meses en los ratos libres, pero mi timidez me impedía acercarme a ella, preguntarle quién era e invitarla a un café.

Y de pronto, descubro que vive tan cerca que tomamos el mismo autobús.

Fue una bonita forma de despertar. Ya había soñado con ella esa misma noche.

Quizá fuera una señal, quizá solo era el principio...



[Me colgué de su mirada, me di un chapuzón por sus labios...]

15 septiembre 2008

Hasta pronto


Me voy unos días fuera para descansar. Ya han terminado los exámenes y mañana voy a arreglar los papeles para el curso que viene, en cuanto lo haga, me largo inmediatamente.
A.García se encargará de hacer lo que hemos estado haciendo juntos este cortito espacio de tiempo. Confío en que sabrá hacerlo genial, como siempre ;-)

De mi rumbo no voy a dar muchos detalles. Mi objetivo es pasarlo bien. El riesgo es que camino muy cerca del pasado... jaja.


Os dejo uno de mis temas favoritos de Ismael Serrano. Cuidaos mucho





Sueña amor y suerte


Para: Nadie en especial. Especialmente para todos.

Uno, te regalo este sentimiento aunque sea mío y yo lo quiera... y dos, no fui capaz de elegir en tanto tiempo, así que no esperes que decida en un día dos destinos.


¿Por qué volver atrás después de tantos años? Pues por la misma razón que un conquistador vuelve a casa después de cada batalla. En casa tenemos terreno edificado, seguridad, amor sembrado. Es por eso que se vuelve: para dar otra oportunidad al amor, a los sueños de cuando éramos jóvenes, que creemos que nos harán más felices que otras historias nuevas.

No se puede empezar de cero, nada. La única opción es largarte a un país lejano, pero eso no es una opción. Siempre nos quedamos en el mismo sitio, rodeados de la misma gente, esperando tener suerte y encontrar un nuevo amor que reviente a los otros y... No llega, de nuevo es otro palo, más grande que el anterior. Entonces, volvemos de nuevo a fastidiarle la vida a ese amor ideal e inefable de hace tantos años que ya tiene, en sí, la suerte bastante fastidiada como para que lleguemos nosotros a llenarle la cabeza de pájaros... ¡Ay!

"Yo ya no puedo amar como la primera vez". Decimos, y es porque se ha dado el piro la ilusión y cuando cada vez es más difícil encontrar lo que buscamos, más fácil queremos que sea para nosotros. No puede ser. ¿Sabes? No puede ser. El que quiera peces, tiene que mojarse el culo (MM*).


Además de todo eso, no es justo para uno mismo conformarse con un sueño pequeño si sabes que luchando puedes tener "el más grande de los sueños". ¿Por qué es tan difícil? ¿Importa la distancia? ¿La edad? ¿Qué es luchar exactamente? Se lucha si crees haber conocido a esa persona. ¿A qué esperas? Ya se sabe que, algunas veces, para ganar hay que saber perder.


Ten en cuenta que Uno, echarlo a suertes, suele dar mala suerte. Dos,
el amor no es ciego. Y Tres, los sueños sí lo son.

Nota: si no puedes luchar por un sueño ahora, espera a poder hacerlo... Los sueños no son tan lejanos. Si no quieres luchar...

tú mismo.



.

13 septiembre 2008

Abandonados al ruido


Tenemos demasiado ruido.

El mundo nos absorbe en un mundo donde el mejor relax es un continuo desgaste auditivo.

Hay ruido en todas partes.
Ruido de coches y bocinas.
Ruido de televisiones con exceso de volumen y mp3 con cascos aislantes.
Ruido de personas gritando porque no quieren entenderse.
Ruido de balas en lugares donde la paz brilla por su ausencia.
Ruido de llantos por no querer luchar.
Ruido de impaciencias.
Ruido de discusiones absurdas.
Ruido de emergencias.
Ruidos...

Vivimos en él, aunque el único sonido que merece la pena ser escuchado es al que nadie presta atención.

El ruido del silencio.

11 septiembre 2008

Entre ayer y hoy



Hoy, antes que ayer.
Te espero mañana.
Mañana más hoy,
menos ayer
y por la tarde, ya sabes, tal vez.


Hoy ya no estás,
ya estuviste ayer.
Mañana no vendrás,
ya estuviste ayer.
Ya volverás,
te gustó lo de ayer, tal vez.


.

09 septiembre 2008

Cartas a Loo


Querido Loo:


Hoy te escribo para contarte que estos últimos días he conocido a gente que merece mucho la pena. Una de ellas ha entrado en la carrera que quería y espero que sea lo que buscaba. Es muy simpática y le gusta escribir, como a mí. Tiene mucha imaginación para la fotografía, sobre todo para la artística.


Además llevo unos días de confidente, porque algunos amigos míos están pasando por una mala racha y aunque intento ayudarles, a veces me parece que no puedo ofrecer más.


Dentro de poco empiezo de nuevo la facultad y vuelven los agobios, las clases aburridas, los trabajos en grupo...y los amigos, las comidas divertidas, las horas libres al sol... ^^


¿Sabes? Empecé un blog con un amigo hace un par de semanas y gracias a mucha gente que nos visita, ya llevamos más de mil visitas. Estamos muy contentos porque a la gente le gusta lo que escribimos.


Espero volver a escribirte pronto y traerte buenas noticias.


A. García

¡Gracias!


Queremos daros las gracias, en nombre de los dos autores de este blog, a todas las personas que habéis entrado a leer nuestras historias, porque jamás nos hubiéramos imaginado llegar hasta aquí sin vosotros.

A la gente que ha entrado por curiosidad, a los que se han detenido a leer cada uno de los textos, a aquellos visitantes mudos y a los que marcaban nuestro blog con su firma.

Porque un blog sin comentarios es como sentarse en un bar a hablar solo, y os aseguramos que no hay mayor reconocimiento para cualquiera de nosotros que tener a alguien que nos siga y lea nuestros nuevos relatos.

Gracias a todos y cada uno de los que habéis entrado.

Un cordial saludo.
A.García y Caledor

08 septiembre 2008

Pájaros en la cabeza




“Hace un calor horrible en el patio. Me levanto y me seco el sudor con la camiseta. Puedo ver cómo muchos juegan a baloncesto, aprovechando estos 25 minutos.

En la misma esquina de siempre, la fuente de agua seguida de una cola espantosa. Me saco un papel del bolsillo, estoy escribiendo un poema para mi niña. Ya está casi listo. Cuando salga de aquí, iré directo a comprar algo y a dárselo.

Mi compañero y gran amigo se acerca para decirme que debo dejar de fumar cuanto antes. “¿Yo qué le hago? Es el único vicio que tengo, además me relaja”. Me apoyo en la vieja pared desconchada y sucia y me vuelvo a sentar en los mismos escalones de antes. Reímos durante un rato y mi colega se larga después de una conversación despreocupada y rutinaria.

Al momento, por la puerta central, sale “el sargento” cuando se cumple el tiempo de recreo. Es el demonio en persona. Entendemos que se ha acabado la diversión. Él lo confirma: “¡Venga, todos a la fila!”.

Aspiro la última calada de mi cigarro y lo tiro a un lado. Me pongo en pie y sonrío pensando que ya ha pasado un día más. Pero aún faltan 11 meses para salir de aquí. La celda no es un sitio tan espantoso. Lo peor es esperar. Yo espero aquí dentro, encerrado, mientras mi familia me espera ahí fuera, libres, gracias a Dios. Aunque repito, lo peor es esperar…”




En la vida, hay veces que tenemos que esperar por alguien, es parecido a cumplir condena. Este texto va dedicado a todos los pájaros de nuestras cabezas que quieren volar, y aspiran a hacerlo algún día.


.

07 septiembre 2008

Tranquila y contenta (PARTE 2)



“¿Dónde está ahora mi chulito?”

Sonreí, temblando de la excitación. Mantuve mi mirada en sus labios, ansiaba morderlos. Vi en sus ojos brillar el deseo de querer hacer de aquella una noche inolvidable. Lentamente, acercó su boca y me lamió la comisura de los labios. Gemí del placer, cerré los ojos. Mi cara giró para buscarla. Sus manos me desnudaban con una parsimonia impoluta, era imposible resistirse. Mis dedos jugaban con los botones de su camisa, uno a uno los fui desabrochando. Mi lengua recorría de arriba a bajo su cuello al ritmo que imponían sus gemidos y su respiración hasta que, la muy juguetona, fue a parar a su oreja… le chupé y mordí su oreja de forma que…



(…)



Después de la tormenta, vino la calma. Los dos desnudos sobre las sábanas. Ella se agarró a mi pecho y comenzó a besarme, a acariciarme con su diminuta nariz, preciosa. La luna asomaba por la ventana y contemplaba aquella escena romántica. Sus dedos bailaban por mi cuello con una dulzura que no podrían reducir ni cuatro chutes de insulina. Yo estaba exhausto y no sabía muy bien qué hacer. Pero entendí lo que estaba pasando. “No estoy preparado para esto”, pensé. “Otra vez no”. La besé en la cara con un cariño forzado, me deshice de ella como pude y fui al cuarto de baño. Cuando volví, ella estaba esperando poder abrazarme, susurrarme un par de cosas que yo no estaba preparado para volver a escuchar.


― Es tarde, creo que lo mejor es que me vaya a casa, mi familia se estará preguntando dónde estoy.

― No te vayas, quédate por favor. Lo necesito…

― Me gustaría, pero hoy no puede ser.

― Vale. (…) Dame un toque cuando llegues a casa.


Cogió mi móvil y tecleó su número para que lo guardara. Eso era lo último que necesitaba oír. Su preocupación por mi era algo que me alegraba tanto como me enfadaba. No quería encasillarme otra vez, volver a la rutina de los besos congelados, del sms diario, de la llamada de buenas noches antes de dormir, del “acuérdate de mi”, del “te quiero”, de la duda.


― No sé si me acordaré…

Mentí, no pensaba llamarla.


― ¿Cómo? Mira, después de todo esto… Yo… No lo puedo creer ¡Yo he visto cómo conduces! Sé que tienes prisa por llegar a casa y no me parece normal que… uff. ¡Diablos! Sólo te estoy pidiendo que me des un toque cuando llegues a casa. ¿tan difícil es? ¡Qué poco te costaría esta noche dejar que me durmiera tranquila y contenta!


Suspiró enfadada. Me vestí, recogí mis cosas. Agaché la cabeza y salí de aquel edificio sin decir nada. Mi cabeza iba a explotar. Ni siquiera comprobé si estaba asomada a la ventana observando cómo me metía en el coche.


Ella tenía razón, yo tenía prisa por llegar a casa y por el camino iba más alocado que de costumbre, además estaba distraído pensando en sus últimas palabras, que se repetían una y otra vez en mi cabeza… “tranquila y contenta”. Tenía su número apuntado en la lista de las diez últimas llamadas, donde ella misma lo había tecleado. Me salté cuatro semáforos y dos stops. Daba igual, puesto que no había nadie en la calle. Y fue en un cruce, donde un ceda el paso amparaba que yo tenía prioridad, un idiota (tan idiota como yo) se lo saltó, arrollándome.


Los coches, destrozados. El mío estaba bocabajo, había cristales rotos a mi alrededor y sobre el asfalto. La puerta abierta. No podía ver con un ojo. Me escapé como pude del cinturón de seguridad. Pude ver mucha sangre en el suelo. Estaba apunto de desmayarme cuando de mi bolsillo oí cómo cayó el móvil, lo cual me hizo recordar a esa morena que había dejado en casa nerviosa y enfadada. Cogí el aparatito y busqué su número como pude. No podía moverme. Sentí un pinchazo horrible en la espalda, pero podía mover las manos. Le di un toque y me desplomé. Pero antes de quedar inconsciente, mi móvil comenzó a vibrar. Debió ser aquella muchacha… que esa noche dormiría “tranquila y contenta”.


.


06 septiembre 2008

Noches negras


[Hoy el día amaneció apagado. Hoy preferí no encenderme y me mantuve aislado del mundo, donde me siento seguro y a la vez indefenso...]


¿Quién no ha tenido alguna vez uno de esos días tan malos donde lo mejor es que el tiempo pase lo más rápido posible?

Hoy es uno de esos días. Nada sale bien. Con quien hables, acaba enfadado. No sales de casa. Las horas vivas mueren y las manijas parecen estar en una huelga indefinida contra el reloj.

Tus amigos no están bien. Lo sabes, pero no puedes hacer nada más que esperar.

El único sustento que te mantiene durante cualquier día se hace aburrido y la tv, los libros e internet no tienen nada nuevo que ofrecer al mundo.

Quizá lo único que podría hacer es dormir, olvidar todo el día y resetearme para mañana poder aprovechar el día desde su primer rayo de luz.

A veces la mejor salida es huir, escapar...y hoy seré un cobarde.

05 septiembre 2008

Una lejanía cercana...



Porque todos hemos de tener algo que nos suba a otro nivel, que nos haga viajar a otros mundos...



Unos usan la lectura, otros se evaden en la música y yo... disfruto con mis amigos.

03 septiembre 2008

Tranquila y contenta (PARTE 1)



Tenía apenas 19 años, cuando salí a dar una vuelta con mis amigos. Hacía un tiempo extremadamente cálido aquella noche de verano. Llegamos al bar de siempre y no había casi nadie. Decepcionados, pasada la media noche, fuimos a buscar un sitio en el que sólo había estado uno de nosotros.

Llegamos a aquel antro en pocos minutos. La música no era nada del otro mundo, las bebidas eran caras, pero había un montón de gente.

Apoyado en la barra, la misma discusión de siempre “bebe con nosotros”. “Paso”, pensé… “como siempre”. Me di la vuelta y vi a una chica morena, jugando al futbolín con tres amigas más. Perfecto, me dije. Cuatro para cuatro, aquello era una señal.

Abandoné mi coca cola en aquella barra, escoltada por mis amigos, y me presenté delante de las féminas.


- Buenas noches, esos tipos que veis en la barra, vienen conmigo. Son los mejores jugadores del barrio, y son tan listos como parecen.

- ¿Los mejores? Eso habría que verlo


Rieron las cuatro. Los otros, observaban atentos, Silbé a mi pareja de futbolines para que se acercara y las retamos a una partida. Yo, el portero, como siempre. Mi colega, el mejor delantero. Las niñas pasaron por debajo de la mesa… 9-0, ganamos.


-¡Qué abusones!


Se quejaron entre risas las dos que teníamos en frente. Las otras ya estaban entablando una sencilla y simpática conversación con nuestros amigos, acodados todos en la barra.

Nos estábamos divirtiendo. Cada uno jugando sus cartas, engullendo la noche. Hasta me animé a tomar un ron miel-cola con aquella morenaza de ojos claros. Me fijé en que llevaba una falda vaquera muy corta y un escote por donde asomaba su ropa interior negra… y mi lujuria.

Era simpática, encantadora. Y yo un sobrado, demasiado chulo. Si aquello era un concurso a ver quién se hacía más el “gallito”, yo iba ganando con mis tonterías.

Se fueron todos. Cerramos el bar y en la puerta me dijo “llévame a casa”, y me guiñó un ojo. Sonreí… “¡Claro!”, exclamé con tono de sorpresa y una forzada inocencia que contrastaba con la chulería de antes.

Llegamos hasta su casa y me dijo “puedes aparcar por ahí y así hablamos un poco más. Si quieres…”. Por supuesto que quería. Lo estaba deseando. Primero ella me abrazó sutilmente, parecía que se iba a quedar dormida… pero no. Levantó su cabeza y me sorprendió con un beso, un beso húmedo. Subimos al piso dejándonos llevar por el deseo, parándonos en cada peldaño para… ya sabéis. Al llegar a la habitación me cogió fuerte por el cuello del polo y me dijo… “¿Dónde está ahora mi chulito?”