29 mayo 2009

La adicción



Ella lo sabe. Reconoce los demonios… Quizá más gente pueda hacerlo también. Si es así, aún no estoy acabado. Una última oportunidad para intentar huir y otra para torcer las cosas. Necesito un patrón que reúna a todas las víctimas.


( - ¿Eso crees? Estoy segura de que piensas que no hay manera de alcanzar a entender todo aquello por lo que has pasado… que no podré posiblemente imaginar esa… necesidad. Como un millón de bocas iguales, todas susurrando, gimiendo, pidiendo, implorando; un sentimiento que nace y crece como una ola: “Esto es lo que eres…”. Y te encuentras cara a cara intentando batir la necesidad, que grita para ser alimentada: “¡Ahora!”… Esa es la voz, la única voz que te habla por dentro, y eres tú el único que oye esa dichosa voz. Y le perteneces. Eres parte de esa sombra de ti mismo que lucha por hallar la luz en esa oscuridad en que se reprime.


- Lo siento, pero tengo que irme. Gracias por los donuts. )


Esto es muy arriesgado. No puedo continuar con las reuniones. Debo concentrarme en lo verdaderamente importante. Si sigo aquí acabaré confesándolo todo. Ella tendrá que entenderlo.

- Te has perdido la peli de los niños. ( Sonríe, cansada)

- Estuve en la reunión.

- Gracias…



. from: An inconvenient lie...

25 mayo 2009

20 años de ¿cuentos?




Naci para ver caer la nieve sobre la hierba,
a Billy Petersen en las Vegas,
y a Camarón dejar la Isla desierta.

Volé hasta Italia, conduje hasta más allá de Francia,
corrí de las mujeres hasta que me alcanzaron,
mi mejor escondite fue la sombra de un manzano.

Vi arder mi bandera en manos de niños,
a carritos abriendo paso a madres en pasos de cebra,
y a niñas muy sueltas en sus primeras citas.

Viví el último día de los ‘90 la que sería mi supuesta última noche en la Tierra,
y viví una época donde el Presidente nos robaba,
y otra en la que nos conducía hasta la guerra.

Escuché que la gente seguía muriéndose de hambre,
Oí a alguien pegar en la puerta de Bob Dylan
hasta hacer caer las nuevas lágrimas del viejo Clapton.

Pasé de no masturbarme por miedo a quedarme ciego
a desear no poder no cerrar los ojos de pura intensidad.
Del amor, por no querer tener nada que ver, nunca he querido hablar.

Lloré cuando mis Héroes se callaron durante diez años,
y hace catorce, “pongamos que hablo” de Antonio Flores,
aún lloro en el sitio de mi recreo cuando me acuerdo del “chico de no-hace-tanto”.

Tenía un mes de Abril y me lo robaron,
y aún tengo tanto, tanto, tanto miedo,
que si algún día encuentro el valor para decírtelo… Mejor me callo porque no puedo.


Por la paciencia


01 mayo 2009

En 65 palabras...


Porque eres la única a la que puedo odiar y querer volver a ver al minuto siguiente.
Porque tienes una belleza propia que me enamora.
Porque a ti puedo contarte cosas que no contaría a nadie.
Porque cuando te vas, me dejas una sensación de vacío en el corazón.
Porque desearía poder pasar el resto de mis días jugando a encajar contigo.
Porque me gustaría...