30 junio 2010

Rompiendo las reglas [2]


Brillaba la Luna, acompañada de nubes blancas simulando trocitos de algodón.


Asomada a la ventana del avión, Carmen se mantenía despierta intentado encontrar el siguiente paso dentro de su nuevo destino. Pero era tarde y sus piernas mendigaban un descanso ya merecido.


Minutos más tarde, cuando el sueño ya se estaba apoderando del ambiente, suena el teléfono. Sobresaltada y asustada, pues nadie conocía su destino, responde a la llamada:


- ¿Diga? - pregunta con voz quebradiza

- ¿Carmen? ¿Carmen Keller?

- No, lo siento, no soy yo.

- Sé que eres tú. No me mientas. Sabía dónde encontrarte.

- ¿Quién eres? ¿Por qué sabías donde encontrarme? Voy a colgar...

- ¡Espera! No sé si me recordarás. Soy Cristina, fuimos compañeras en el colegio. ¿Sabes quién?

- Cristina, Cristina... ¿Cristina Godoy?

- Disculpe señorita, tiene usted que apagar su teléfono móvil.

- ¿Cristina? ¿Sigues ahí?

- Pi...

- Ha colgado... ¡Y encima llamó desde un número privado! Ya me llamará después... o eso espero.


El piloto aterriza. Llegan con cierto retraso debido a una escala obligatoria para llegar a su lugar de destino. Recoge su equipaje y sale a buscar una parada de taxis. La divisa al final de la calle, aunque hay que andar unos 500 metros.

Mientras recorre a paso ligero el camino, nota como un hombre corpulento y ataviado con gafas oscuras y maletín le sigue los pasos.


Acelera el paso y aquel desconocido aumenta también su velocidad. En cuanto Carmen llega al primer taxi, se sube corriendo y con voz nerviosa y casi trabando palabras, consigue indicarle al conductor que conduzca rápido, ya dirá ella cuando ha de parar.


Apenas unos segundos después, y recordando lo que sucedió allí afuera, se iniciaba una persecución por las afueras de una ciudad que, sin apenas haberla pisado, ya se había convertido en una pesadilla...

25 junio 2010

¿Dónde estás?


"Vuelve, que te espero donde siempre... Sé que queda un poco suicida pero... No me canso de esperarte. Anoche me acordé de ti cuando se derretía en mi lengua el último cuadradito de chocolate que quedaba en la nevera, y al medio día, cuando me bebí el último sorbo de coca cola antes de terminar de comer. Entre dulce y amargo se debate tu recuerdo, cortito, y no me gusta ni mirar tus fotos porque te echo más de menos y me acabo preguntando ¿dónde estarás que no te veo? Ni te oigo, tampoco. ¡Vaya vida de perros! algunos, cuando piensan en ti, se acordarán de lo que quieran y yo sólo me acuerdo de lo que puedo, porque yo ni... Ni te he visto, pero sé que no es mentira, porque si tú no eres de verdad, no encontraré nada en este mundo que lo sea. Si pudiera, te olvidaba, pero no puedo. Tú me enseñas que se puede querer aquello que no ves. Tú, por tu parte, te habrás preguntado qué hago yo... Pues en realidad nada, no hago nada, sólo estudiar. Está claro que no todos tenemos lo que queremos, es más, casi todos queremos lo que no tenemos, pero tú no eres así. Por eso no somos iguales, tú lees lo que te gusta y yo siempre escribo, escribo lo que no me gusta. Y no es casualidad, ese cosquilleo que retumba desde el corazón hasta el suelo cuando deshojas margaritas 'sí', 'no', 'si'... Ahm, espera espera, se me había olvidado que tú ya no deshojas margaritas por miedo... Miedo a que te digan todas que sí."


.

22 junio 2010

Rompiendo las reglas [1]


Ha roto a llorar.
La lluvia no cesa y las gotas se camuflan entre las lágrimas cristalinas de sus mejillas.

Era un paso difícil. Estaba rompiendo todos los esquemas de su vida para empezar de nuevo y, esta vez, no se iba a quedar en un intento.
Carmen tardó dos horas más en levantarse de aquel lugar, pero lo hizo dispuesta a cambiar el destino que le había tocado.

Eran las 3 de la mañana cuando se disponía a abrir su casa. Aún con los ojos llorosos, entró, cogió su maleta, un par de jerséis y llamó a un taxi.
Salió de su casa sin mirar atrás, no quería recordar nada más de aquellos días.

-¿Donde la llevo, señorita?
-Al aeropuerto, lo más rápido que pueda.

Era de madrugada. No había nadie en la calle, y para disgusto del taxista, tampoco en la radio, por lo que la conversación era lo único disponible.

- No he podido evitar observar esos ojos tan bonitos y llorosos. ¿Que pasó? ¿Problemas con su chico?
- Déjelo. No estoy de humor ahora mismo. Y sí, siempre es el tonto ese. Aunque esta vez fue la última...

La conversación prosiguió hasta la llegada al aeropuerto.

-¿Cuánto es?
- Nada mujer, no se preocupe. A esta invito yo. Váyase y alegre esa cara dondequiera que vaya finalmente.
- Gracias. No era necesario, pero se lo agradezco. Le dejo, quiero tomar el primer vuelo. Adiós.

Bajaba del taxi. Aquella mujer era todo pasión. Morena, alta y destilando fuerza a cada paso. Sonreía, pues se sabía vencedora en esta última batalla.
Llegó a la taquilla y pidió billete en primera clase para el siguiente vuelo, fuera donde fuese.

20 minutos más tarde, ya se encontraba sentada rumbo a su nuevo destino...

[Continuará...]

16 junio 2010

Amore, fai presto, io non resisto


Ornella Vanoni – L'Appuntamento


Todos los viernes íbamos juntos a cenar, era una vieja costumbre. Cuando Fran y yo volvíamos a casa íbamos hablando cosas. A menudo, nos gustaba recordar lo que habíamos hecho. Nos encantaba fantasear con aquello.

Pero yo estaba harto de estar parado, nos habíamos quedado aquí con 'todo' y nadie sabía nada. A él le asustaba que yo bromeara con "volver". La cosa era tan perfecta que daba asco, estar... Así, sin huir de nada nunca. La policía no nos buscaba, y yo dudaba que nadie fuera capaz de hacerlo. Después de semanas planeando un trabajito nuevo de un viejo conocido, de los pocos que quedaban. Una noche no aguanté más, y entrando al coche, se lo confesé:

Esto no es para mí.
¿Qué dices? (Se rió).
...
Pero, ¿no te referirás a...? (Su gesto se torció, agachó la cabeza y empezó a gritar) ¡Mierda! No puedes estar hablando en serio.
¿Por qué no?

(Silencio)

Sabía que esto ocurriría. ¿Pero, y ella?
Vendrá con nosotros.
¿Cómo sabes eso? Eres... Pero, ¿cómo puedes? Tuvimos suerte, tú... Tú lo sabes.
Lo sé, Fran. Pero es que...
Cállate ¿Y qué hago yo con...?
Lo que quieras, si quieren venirse con nosotros, no hay problema.
¡Maldición, sí que lo hay! Yo no soy como tú. Tú sólo piensas en ti. Yo no puedo hacer esto.
No te estoy obligando a hacerlo.
No me jodas, ¿quién ha sido?
Eso da igual. ¿Estamos juntos o no?
Lo siento, [después de pensarlo un poco, dijo] no.
De acuerdo, pues entonces le diré que no vamos a hacerlo. Ya está.
¿Y tú? ¿Seguro que no hay problema?
Estamos juntos. No te preocupes, lo entenderá. Aunque parecía muy interesado en conseguir...
No me quiero enterar, yo... Dile que lo sentimos, que no. Es lo mejor, créeme, por favor.
Ya.

Lo dejé en su casa y me fui para la mía, convencido de que tenía razón, pero yo sólo quería llegar a mi despacho y ponerme a leer algo. Antes de coger el ascensor, llamé al viejo y le dije que no íbamos a hacerlo. "No sabes cuánto lo lamento", me contestó y colgó. Justo después, una llamada entrante.

¿Cariño?
Sí, dime.
—¿Has terminado ya?
—Estoy llegando a casa.
—¡Ay...! Vente para la mía mejor.
—No estoy de muy buen humor, mañana por la mañana mejor.
—Si vienes, te espera una sorpresa de las que a ti te gustan. Date prisa, que no quiero esperar más, ¿vale?
—Te he...

Sonó un portazo al otro lado del teléfono, oí cómo el móvil se cayó al suelo. Después, escuché muchos gritos y algunos golpes. Corrí hacia el coche. Me subí en apenas un segundo y mientras aceleraba, como si me fuese la vida, llamé a Fran.

La han cogido a ella.
Mierda...
—Ya sabes lo que tienes que hacer. Coge a los niños y vete.
—Vale. ¿Estarás bien?
—Claro, no me cogerán. [Dije, intentando parecer seguro].
—Nos vemos en una hora detrás de la fuente de la plaza del "Cloe".
—Si no estoy allí, vete. [Le contesté, con tono de advertencia].
—¿Tú dónde vas ahora?

Y colgué. Sabía que lo entendería, que por el bien de los críos escogería la respuesta acertada, y así lo hizo. Llegué a mi destino. Abro la guantera mientras me voy acordando de todo lo que ha pasado esta noche y cojo lo necesario. Subo las escaleras de tres en tres con una pipa en cada mano. La puerta del piso está entreabierta. "Esto es un suicidio", pienso, antes de darle una patada a la puerta.


.

14 junio 2010

'Algo'



Brad Mehldau – Resignation


Esta noche la vida me ha sabido hasta... dulce. He soñado que era un artista de masas, y con mi guitarra y un par de rimas conseguía piropos y había 'grupis' por todos lados. En mi sueño había un banco y una mujer sentada, desconocida, de pelo negro, los ojos grandes y una mirada desdeñosa que se perdía en el horizonte del mundo; sé que 'desdén' no es una palabra bonita, fueron apenas dos segundos en los que cruzamos la mirada, y seguramente hubieran sido más de no ser porque no paraba de temblar de la impresión, pero vi un 'algo' que no pude describir, una mezcla de curiosidad, fuego, lejanía... Y no sé decir nada más, y es culpa mía y de este miedo.


Soñé también con la soledad, acompañada de viento, de árboles, de luces de ciudad, de lluvia (sobre todo) y se veía hermosa, esa soledad, porque también soñé con otra clase de compañías que no se morían por mí, y no eran tan bonitas. Y amé esa soledad donde rezar volvía a significar algo y me gustaba dar las gracias solo, sin miedo, pues sabía que se me oía.


He amado esta noche y la amaré para siempre, porque he amado 'algo' que no sé que es, esta noche en mi cama se han metido cielo, mar, flores, ríos y peces.


.

05 junio 2010

En qué piensan los hombres



Cuando los hombres estamos solos, que no aburridos, a ratos se nos ocurren diferentes formas de pasarlo bien. Dentro de esa parte del cerebro en la que el hombre abarca todo lo relacionado con divertirse, que es prácticamente la totalidad de su masa gris, están los videojuegos, que vinieron cuando éramos niños y se van... Bueno, para algunos no se nos han ido nunca, son como los amigos. Eso no es cierto, los amigos es verdad que van y vienen aunque en el fondo sabemos que son para siempre, pero no por méritos propios, ¡sino por méritos de ellos! Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos dejado de lado a un amigo por pasar más tiempo con la novia, algunos nos hemos equivocado incluso varias veces, y a la larga nunca ha merecido la pena. Menos mal, que somos hombres y (hasta) personas, y erramos, como todos, y entonces, nos perdonamos (y nos entendemos¿?) y volvemos.

(Risas)

Antes de echar por tierra toda la sensibilidad que más de uno y más de una pueda pensar que no tengo, diré que inicié esta grabación echando tierra a los hombres, y que esto sigue siendo más una autocrítica masculina que un reproche machista. Por más que nos cueste a ambos géneros admitirlo, no podemos vivir unos sin las otras y viceversa, así que para hablar de hombres tengo que hacerlo también de las mujeres. Si alguien se molesta... Bah, sigo. Además de la pasión que la mayoría de los hombres tenemos por los videojuegos, también nos gusta leer, escribir... No, ya en serio, nos gusta el fútbol, los coches, el boxeo, las pelis, mirar vídeos de caídas en youtube --aunque eso de las caídas les suele gustar más a ellas, no sé si os ha pasado, pero si algún día vais con vuestra pareja o alguna amiga y tropezáis, antes que preguntarte "¿cómo estás?" va a soltar una carcajada: eso es así--.


Por último, está 'eso' que piensan todas las mujeres que hacemos cuando estamos solos, y lo cierto es que no se equivocan por mucho, pero aún así lo piensan mecánicamente y sin entenderlo, ¡lástima! Para empezar, el hombre y su cerebro atraviesan un espacio unidimensional donde nadie debería salir perjudicado, pero cuando tienes novia, hay mujeres que les gusta ir más allá del límite de lo 'paranormal' y te preguntan "¿tú te acuerdas de mi cuando...?", y tú te preguntas ¿qué le digo? Si le dices que sí, MALO, es "porque no lo satisfago", pensará, pero es que si le dices que no, PEOR, es "porque piensa en otra". Y algo que debería ser súper sencillo y privado pues pasa a ser, ¿quién sabe?, la comidilla de sus amigas y algo complicadísimo, ¿cuál es la respuesta correcta? Porque es que diga la que diga siempre acaba en discusión. En fin, que dicen que uno se apega mejor a lo que bien conoce, y no todos los placeres solitarios son mejores si se comparten. ¡Uy, os dejo!, que la chavala de esta noche se ha cansado de esperar y yo aquí... terminando la "fiesta" solito, con mi placer unidimensional.


.

02 junio 2010



Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Pablo Neruda.


Si algún día encuentras la cuerda que rompí mientras te cantaba mis canciones, regálamela que la quiero para mi cuarto de soñar bonito. Eso es todo. De vez en cuando tu "no me esperes porque no te espero" y mi "no estoy tan solo" y yo nos quedamos esperándote, abrazados los tres. Y antes de irme a dormir, echo el pestillo, bebo agua, ceno algún yogur, y me dejo en el baño la nariz y el carnet de identidad, y gotas de más: lágrimas, sudor y sangre.


Eres justo lo que no soñé, sin exactitud, claro. Lo que yo soñé era algo más como... ¡yo qué sé! Si lo que quiero es olvidar... ¿Por qué es tan grande el olvido? Si tú y yo no somos ni parecidos y aunque los bancos donde nos sentábamos sigan siendo los mismos, tú y yo, los de antes, ya no somos los mismos.


Quedamos en eso, ¿vale? Tú encuentras la cuerda que rompí mientras te cantaba mis canciones y yo te regalo mi música para que te la pongas. Tumbados en la orilla, la espuma y el agua nos llegarán hasta los dedos de los pies y yo te daré de un tirón todos los besos que te debo. No te olvides de mi y no tires mi pañuelo. De vez en cuando, te asomas desde tu ventana, que paso por tu casa todos los días. Si decides no hacerlo, no me escribas sólo pretextos, que he sido muy feliz contigo a pesar de que yo no era lo que yo quería.


.