19 diciembre 2008

Una última oportunidad


"No, esta vez no estoy dispuesto", me dije.

Fuera, en la oscuridad de la calle, se oían los pasos del silencio.

Cogí mis llaves y conduje hacia mi incierto destino. Mientras, en la radio no paraban de sonar canciones que, con cierta burla, me recordaban que ésta era mi última oportunidad de conseguir algo.

Tras un par de horas conduciendo, conseguí situarme dentro del mapa de mis sentimientos y me atreví a dar ese paso más.

[Toc, toc]

Silencio. No me conformo y vuelvo a llamar.

[Toc, toc, toc...]


No hay nadie.

Todas mis esperanzas caen derrumbadas a la altura de la alfombra de bienvenida que había en la entrada.

Con la cabeza agachada, vuelvo hacia la línea que marcaron mis pasos al llegar, pero una voz me detuvo:

'Espera, no te vayas todavía...'

De espaldas aún, levanté la mirada hacia el frente esperando oir algo más.

'Necesito contarte algo...y no sé cómo empezar. Es sobre Carlos.'

No quise escuchar nada más. Me giré, di dos pasos y, con la timidez de un niño y la valentía de una última vez, la besé como nunca antes me atreví a hacerlo.

Tras el beso, me fui sabiendo que no la volvería a ver.

Ella me importaba, más de lo que jamás podrá imaginar, pero abandoné antes de hundirme, pues la batalla de su corazón era una utopía.

Diario personal.
Fecha: Otoño 2008

16 diciembre 2008

De los milagros que esconde la esperanza



Hola cariño,

Primero de todo, quería pedirte perdón por haberte mentido, como ya sabrás, el avión no salía a las nueve de la noche sino de la mañana. Nunca me gustaron las despedidas, y pensarás que es injusto, pero no pienso volver. Ya habrás leído la nota que te dejé en el living.

Olvidaste la cartera, es gracioso porque pasaron quince minutos después de que te marcharas, coloqué la hoja y me fui, y durante ese período de tiempo no te acordaste de volver a por ella. Calculé que estarías en la oficina. Tuve que bajar las maletas las dos plantas porque algún vecino me quitó el ascensor y no quise esperarme, quise desaparecer cuanto antes de allí.

Espero, por Dios, que llegue el día en que me perdones, aunque sé que no me libraré de tu odio eterno, que me prometiste en caso de huir como lo estoy haciendo ahora. Pero lo siento, no voy a condenarte también a ti por esto, iré a la clínica del Dr. Weber tal y como me recomendaron, pero me conoces y sabes que no creo en los milagros, así que no conservo muchas esperanzas. Y es por eso, por lo que me voy.

El avión desciende y con él mis ganas de volver caen en picado, no puedo decirte en un párrafo todas las cosas indescriptibles por las que sería capaz de tomar el control del avión a la fuerza y dar la vuelta para poder darte siquiera un último beso.

Ha sido poquísimo el tiempo que hemos compartido juntos, y tengo que decir que han sido los mejores meses de mi vida. Duelen mucho las cosas que tiene la vida, duelen infinito, pero estoy seguro de que tú serás capaz de encontrar a alguien a quien amar toda la vida y yo pasaré a estar en tu memoria, como uno de los recuerdos felices y egoístas que se volaron una mañana como se escapan los folios por la ventana cuando entra una racha de aire impetuoso.

El vuelo ha ido genial, he llegado bien y sólo me queda recoger las maletas. Estoy sentado frente a la cinta transportadora y a mi lado, dando saltos con una consola de bolsillo en la mano, hay un niño vestido con ropa cara, como bromeaste vestir un día a nuestros hijos, si los teníamos, tan “pijitos” como su padre, además, da la casualidad de que este niño tiene los mismos ojos que tú, unos ojos del color del mar, como yo digo.


(Ya tengo conexión Wifi, menos mal)


Te quiero


“Enviar”


“El E-mail ha sido enviado correctamente”


Cierro el portátil y me levanto con los ojos empapados en lágrimas. “Tengo tantas cosas que decirle”, pienso mientras cierro los ojos y suspiro. Han sido muchos los momentos y muy intensos los que he pasado con ella, y han sido tantas y tan fuertes sus promesas, tan alentadoras, tan esperanzadoras, más de lo que un tipo como yo está acostumbrado a escuchar que van a hacer por él, y más de lo que mi alma rota, desalentada y desesperanzada puede soportar. En serio lamento que pueda pensar que no confié en ella, y en su Palabra, pero no es justo y sé que nunca va a entender que hago todo esto porque siempre quise lo mejor para ella, lo más fácil. Soy un cobarde.


Apenas cinco minutos después, una vibración en el bolsillo que no me sorprendió del todo:


- Un mensaje de texto recibido Hoy a las 17:34. Es de ahora mismo.


Leo en voz alta


“Eres un cabrón, y te odio…”


Paro de leer un segundo, aunque sigo mirando el móvil, alguien se ha parado delante de mi. Esos zapatos, esa falda, esa blusa, es ella. ¿? Me sonríe. Termino de leer el sms


“… pero no pienso romper mi Palabra: estaré contigo siempre, pase lo que pase. Te dije que no te podrías escapar tan fácilmente de mi.”


-¿Cómo lo has…?


-…


- Volviste a por la… La del ascensor eras… ¡madre mía…! Pero, ¿cómo has llegado hasta aquí?


-...


(Risitas)

.

05 diciembre 2008

Piezas de un corazón roto


A ti, que volviste a morder de la manzana...

A ti, que pensaste que un te quiero duraría para siempre.

A él, que piensa que sus palabras pueden olvidarse como palabras escritas en la arena.

A ella, que aún cree en los cuentos de hadas.

A ti, nuevamente, por saber que te hará daño, pero volver a intentarlo...para mojar con tus lágrimas un mismo final.

A tus amigos, que aún sabiendo que te hace daño, dejan que tú abras los ojos, ya que los oídos los tienes "taponados".

A aquel extraño que, intrigado por tus lágrimas, no sabe si consolarte o declararte amor en plena guerra.

A él, porque sabiendo lo que querías, jugó tu futuro a los dados de la incertidumbre.

A aquella estrella lejana, que para ti brilla más de lo que realmente es.


[Para la chica que encontró su oasis en el desierto, pero que no supo reconducir su corazón].

02 diciembre 2008

Alba




Como una musaraña a la que nadie quiere mirar, se esconde en una esquina de la cama, tapado hasta las orejas, llora. Y su mujer, haciendo la comida, tararea "me toca a mi eso de sentirme bien" y ríe sin ganas, con la cabeza en alguna parte, mientras el arroz que prepara se pega en el fondo de la olla. Hasta las tres no llegan los niños.

En la esquina del patio, en clase de educación física, un chico alto y delgado de unos 15 años experimenta en sus labios el milagro del primer beso, a pocos metros, otro chaval de 15 también, observa aplastado cómo besa la chica de la que está enamorado a ese chico alto, que no es otro que su mejor amigo. Por un momento, se ve tentado de chivar al profesor de gimnasia que hay dos prófugos escapándose de la clase y los ejercicios, pero no lo hace, hoy es un año mayor y más maduro, "¡menudo cumpleaños...!". La campana que indica el final de las clases no rompe la escena romántica aunque interrumple su pensamiento de tragedia.

-¡Ups, tengo que recoger a la enana!

Alba, con sus 9 añitos y una maleta llena de libretas a los hombros, ve a su hermano esperándola a la salida del colegio en el mismo sitio de siempre, junto al viejo árbol. Corre hasta él y le abraza

"¡Feliz Cumpleaños!"

dice con una sonrisa más amplia que dos estadios de fútbol y le da una tarjeta que ella misma había preparado con lápices de cera y unos recortes de cartulinas, pero él no deja de pensar en esa niña y ese niño juntos, besándose, sin importarles nada, ni a ella la carta de amor que leyó ayer, ni a él que el que está jodido es su amigo.

De repente, una mujer grita en la calle, varios encapuchados le han arrancado a su hija y se la llevan en un coche de color negro a toda velocidad, tal y como había sucedido ayer a varias manzanas en otro colegio de la zona, según informaba El Diario. Por suerte, un coche patrulla que circulaba por alli, buscando dos camellos que se dedicaban a "vender" a la salida del Centro, pedía refuerzos mientras iniciaba la persecución.

Cunde el pánico en las masas y Alba, agarrada muy muy fuerte a la mano de su hermano, corre hasta casa. Cuando llegan

-El arroz ya está listo, niños, soltad las maletas y sentaos.

En la mesa, un delicioso arroz caldoso con pescado y marisco, aún nerviosos, se sientan. En la nevera hay una tarta de chocolate.

-¿Y papá? -¿No ha llegado aún papi, mami?

Preguntan los críos.

- Está en la cama, ahora sale.

Los dos se miran extrañados y Alba pregunta

- ¿No ha ido a trabajar hoy?

El chico de los granos en la cara le responde a su hermana

- Debe ser por eso de la crisis.

Como si supiera...





[Para ti, que te me vas y seguramente no leas esto nunca, por la inspiración]



.

22 noviembre 2008

Con el alma al aire


Mi infancia fue dura...pero me ha servido para madurar.
La Navidad no me hace excesiva ilusión.
Me hace feliz sacarles una sonrisa a mis amigos.
No suelo dormir más de 6 horas.
Soy paciente y, a veces, demasiado.
La cocina no se me da tan mal.
Para relajarme, necesito mi música, conducir y jugar a baloncesto.
No soy egoísta, aunque a veces me gustaría pecar de ello.
Tengo la manía de verlo todo de forma positiva.
Canto en todos lados, aunque siempre sin gente delante.
Daría mi vida por dos personas, aunque todo puede cambiar.
He cometido muchos errores en mi vida, aunque en muchos volvería a caer.
Tengo la suerte de estudiar algo que me llena.
Mis buenos amigos los cuento con una mano y sobran dedos.
Ahora sé que las personas no son buenas por naturaleza.
Guardo en mi mochila un abrazo para quien lo necesite.
Al parecer, soy alguien de confianza [O eso dicen...]
Nunca me gustó la violencia.
Soy feliz si hago felices a los demás, no buscando mi propio bien.
La política no está nunca entre mis temas a tratar.
La mejor parte de mi vida la viví fuera de España.
Me he enamorado solo una vez, pero no me atreví a decírselo.
Busco cosas que se que no encontraré.
Mi vida no es interesante, pero tampoco es un desastre.
No tengo vergüenza por equivocarme y pedir perdón, todos nos equivocamos alguna vez.
Mis aventuras más lejanas y entrañables han salido de las páginas de algún libro.
Me ilusiono con rapidez, por intentar ver la vida mejor de lo que es.
Ahora me enfrento a mis problemas y no trato de esconderlos bajo tierra.
Me cuesta confiar en mí, pero poco a poco lo voy consiguiendo.
Mi religión: La bondad.
Afortunadamente, la hipocresía no está entre mis dones.
Aborrezco la insensible sinceridad de los espejos.
Puede derrumbarse mi mundo, pero llevo tatuada una sonrisa eterna.
Suspiro porque un día, las cosas me vayan mejor.
Tengo una familia de la cual muchos estarían orgullosos. Yo, también.
Busco la felicidad desde que abrí los ojos y sé que aún me queda un largo camino.
Las casualidades existen, y el destino existe solo para unos pocos.
No fumo, ni bebo, pero cuando salgo me divierto igual que los demás.
He cometido pocas estupideces, pero estoy seguro de que me quedan muchas más por hacer.
En horas bajas, no encuentro consuelo en nada ni en nadie.
Tengo la capacidad de saber escuchar, aunque no estoy tan seguro de poseerla a todas horas.
He mentido para no hacer daño, y he hecho daño por no querer mentir.
Soy adicto a los niños chicos. Es mi droga hacia la felicidad.
Creo que sé amar, pero espero no aprender nunca a odiar.
Somos humanos y tenemos que arrepentirnos. Las segundas oportunidades son una rendición ocasional que necesitamos.
No existen las amistades a medias. Un amigo lo es...o no lo es.
Hay personas que están lejos que las necesito cerca, y personas a mi lado que me gustaría que desapareciesen del globo.
Lo doy todo por mi gente, no me gusta dejar nada en el tintero.
No soy un ejemplo para nadie, así que no me imiten.
Odio hablar en público, pero escribir me desestresa.

No soy valiente, pero tampoco un cobarde.
Tuve la valentía de abrir mi corazón.

No huiré a las críticas sobre mi persona.

18 noviembre 2008

La (mala) educación



Fue una noche de otoño, cuando se me rompió el espejo del alma y la luz atravesó la fina superficie que me aislaba el corazón del frío, y dolió. Sangró el aire, cortado, que respiré y bebí su sangre fría, y fue en mi pecho, cálido, donde se metastaseó la herida.


“Debes pensar que soy una puta”


En ese momento, la incomprensión que me produjo su inocencia hizo que me percatara de su mala educación, no era una maleducada, pero sí estaba mal educada.


“No”


Sincero e incrédulo, esperé que sonriera tras la negación a tan absurda conclusión, pero no lo hizo, en lugar de eso, agachó la cabeza. No bromeaba, tal vez hizo realidad alguna de sus perversiones más profundas y reprimidas cuando practicaba sexo conmigo, y se sintió mal por ello. Estoy seguro de que tenía algo que ver que estuviera enamorada de mi, y que quizá ese fuera el motivo por el que le afectaba tanto lo que yo pensara de ella.

El amor es tener miedo, algunas veces.


“Yo soy un golfo, no pretendo que tú seas una Santa”


Era un comentario radical –aunque también pretendí ser gracioso –, pero es verdad que en ciertas ocasiones hace falta una acción o una postura radical para motivar un cambio de pensamiento, y más cuando se trata de pensamientos retrógrados. También hay que tener cuidado con esa postura radical, y saber exponerla para que pueda ser bien recibida, entendida y madurada. En este caso, intenté desinhibir drásticamente las fuerzas que sujetaban su libertad sexual para convencerla de que sus deseos y los míos derivaban en un objetivo común: dar, recibir y compartir nuestro placer. Ni sus deseos debían pesar más que los míos ni al contrario, me costó creer que aún hubiese mujeres con tan alto grado de desconocimiento y esa estúpida culpa inquietante que no te deja ser tú mismo, o tú misma en este caso, por miedo a lo que piensen los demás.

La culpa es de la mala educación.


“No eres ninguna puta”


Levantó la cabeza, y mientras yo recordaba las palabras de una gran amiga, que me regañó varias veces por llamar así a una ex que mucho tiempo atrás hubo de herirme a cuchillo en el alma. “Es una puta”, decía yo, pero mi amiga insistía en recordarme irónicamente lo que el término puta significaba. En aquel momento no encontraba ninguna relación entre mi exnovia y esta chica, a una la tomaba yo por puta y esta se llamó puta a sí misma, y la verdad es que ninguna de las dos lo era, ni siquiera abusando del significado del término, no tenían nada que ver. De nuevo culpa de la mala educación. En ese instante, sentí parte de mi responsabilidad por haber promovido ese sexismo social –donde la mujer que vive libremente su sexualidad es una puta y el hombre que lo hace es simplemente porque es lo que se espera de él , ¿no? –, la excusa era que en el momento en que me hirieron estaba muy enfadado.

De nada sirven las excusas.


“Me da vergüenza lo que puedas pensar de mi”


Se sonrojó otra vez y volvió a agachar la cabeza. Sentí que debía hacer notar la diferencia que existe entre los hechos y las palabras, y entonces le dije


“¿Por qué no probamos a hacerlo de nuevo? Pero esta vez, me vas a decir qué es lo que te gusta de verdad, y yo te voy a hablar también de lo que me gusta a mi”


“Me pone nerviosa hablar de…”


“… de…”


“Ya sabes”


“Pues ve haciéndolo con calma”


Poco a poco, se fue explicando, y confesó no saber muy bien qué era lo que le gustaba. Sólo definió un par de fantasías, muy pocas, la verdad, lo que me llevó a pensar que ni siquiera se conocía lo suficiente como para disfrutar plenamente de su sexo, y mucho menos se había parado a fantasear con lo que le gustaría proponer durante una relación sexual.


Con el tiempo, la cosa iba mejorando y en unos días, sentí batir torpes pero graciosas las alas de su libertad, y fue entonces, cuando esa niña no se conformó y empezó a mirar por primera vez también en ella misma, cuando acabó mirando más que nunca por mi, por los dos.




[Para Cristina, gracias por tus palabras, tu sensibilidad, tu tiempo y tu luz]



.

13 noviembre 2008

Esto queda pendiente



Siento tener que decirte, amigo mío, que esta noche no va a ser casualidad que ella y yo acabemos rodando por el piso, ella quiere que pase y yo no voy evitar que ocurra, esta noche es distinta que la primera noche.


No me mires más así, que ya he pagado por adelantado todo el castigo que merezco y ella… no pienses, bien ni mal, no pienses nada de ella, que bien está lo que bien acaba, y muchas veces el pasado conviene encerrarlo en un baúl sin memoria donde los sentimientos hallen allí la muerte o el olvido.


Entiendo por qué me clavas ese odio pese a la sinceridad con la que te estoy hablando, pero no debería dolerte tanto esta extraña mueca de felicidad que se dibuja en mis labios. Tengo marcas de sus miradas en mis pupilas, su pulsera perfumada en la muñeca, su esencia aún en mi vientre y la barbilla mojada con saliva del mar del paraíso. Su nombre me recuerda antiguas citas bíblicas de cómo pensó Dios en hacer el mejor regalo para el hombre, ella es aquella mujer que se acercó por primera vez con su enagua al árbol donde se rompía lo prohibido, y donde yo me aupé para bajarle la manzana que habíamos dispuesto comernos a medias.


(…)


Quizás, sólo quizás, hubiera sido mejor hablarte de ella como un simple capricho, suyo y mío, y yo enloquecer por pensar en lo que puede estar pasando, pero la conoces a ella más que a mí, y de mi lo sabes todo. Y te conozco, me perdonarás porque me lo debes, pero no lo vas a olvidar, y yo te miento si te digo que no sé... qué me duele más.





[Para Juan, por sus valiosísimas ideas]


.

05 noviembre 2008

Saliendo a flote


Querido Loo:

Tenía tantas cosas por decirte... pero mi vida está pasando por un momento de altibajos.

Gasto cada día de mi vida en la misma rutina: Autobús, facultad, entrenamientos...y vuelta a casa.

Pero hoy veo las cosas de forma diferente.

El autobús no es solo un ataúd de almas en espera de llegar a su destino. Es un lugar donde poder escuchar experiencias de otras personas, o los relatos de los cambios a través de una voz anciana.

Los tiempos muertos en la facultad se pueden disfrutar ahora con la compañía de gente nueva y desayunando al aire libre con amigas en busca de noticias frescas.

Los entrenamientos se hacen más amenos con la llegada de los partidos los fines de semana.

Pero si te soy sincero...echo de menos a una chica en especial.

Aún no se qué le pasó, pero se ha perdido y extraño nuestras conversaciones absurdas a las tantas de la noche.

No se si llegará a leer esta carta, pero espero que tú puedas decirle que aún estoy dispuesto a ofrecerle mi tiempo, para divertirnos o llorar juntos; en resumen, le ofrezco mi amistad.

Gracias por escucharme un rato. Estoy mejor y prometo seguir hacia adelante.

A. García.

30 octubre 2008

Con suerte, nunca es tarde





"Dale al play"

Lo primero que vi al despertar fue el móvil, había pasado casi una hora desde que sonó la alarma. Me olvidé de lo que te prometí. Arrepentido, profundamente, te recordé apoyada en el marco de la puerta sonriendo, diciendo que ya no te quería, con una basta dignidad propia de gatos. Mi cara de idiota lo decía casi todo, pero tú, oráculo, ya sabías que nunca me angustié lo suficiente como para hacerte caso, y veía venir el fin, pero era mejor ignorarlo. Era una de esas cosas con las que uno no quiere molestarse pensando aunque, estás esperando que pasen, pero nunca pasan… hasta que pasan.

Me vestí tan rápido como pude y bajé volando a la calle a buscarte con el coche. Llovía… Estaba empapándome. Corrí para ponerme en marcha lo antes posible, no por el riesgo de mojarme, que ya era algo inevitable. Cuando conducía, no tenía muy claro si iba movido por el miedo a perderte o por miedo a romper con la rutina de cada día, pero un dolor me arrancaba la alegría del pecho y me oprimía los pulmones dejándome sin aire, el corazón me chillaba y pisoteaban mi barriga... los malditos nervios.

Llegué a la estación en apenas 10 minutos y dejando el coche en tercera fila corrí para ver si te alcanzaba. El último tren de la línea 26 había salido momentos antes de que yo llegara y su sitio pronto lo ocupó otro que saldría de allí en 50 minutos. Tu tren se retrasó, pero no lo suficiente, no pude llegar a tiempo, no estuve preparado, para no variar...

Me clavé de rodillas bajo la lluvia y vi cómo la gente pasaba a mi alrededor con sus paraguas, con prisa, desentendidos todos de mi dolor y absortos en sus vidas…
Recordé el momento en que te conocí, aquella primera cita en el parque, el primer beso en tu portal, el viaje a París, los viernes por la noche en tu casa viendo películas de romanos, las madrugadas en el coche.

-Vuelve…

Supliqué mientras lloraba como en ese momento hacían las nubes.
Y pasó un rato, y yo de rodillas, no supe cuánto estuve, hasta que me levanté con los ojos rojos y la cara marcada por un dolor insanable. Antes de salir de la estación, le pregunté al hombre de seguridad que había en la puerta por la hora, quería calcular cuán lejos ibas ya.

- Son las 10:45

¿Qué …?

-¿Le ocurre algo?

Fue entonces cuando comprendí que no estaba todo perdido, había olvidado cambiar la hora la noche anterior, y en lugar de haberme despertado a las 10:55 lo hice a las 9:55, cuando aún faltaba más de una hora para que arrancara el tren.

Estúpido, observé que en ese instante te bajabas de un taxi con tu paraguas y una maleta. Volvías a Bilbao, y yo no iba a permitirlo. Corrí hacia ti con mi aspecto demacrado, mi ropa mojada, mis ojos empapados en lágrimas y en lugar del anterior llanto, una mueca muy parecida a una sonrisa debida a la ironía y a la comicidad de lo que me había pasado.

Me recibiste fría, como el verdugo cuando asesta el último golpe al condenado, y con la certeza de saber que ibas a escuchar un estúpido perdón, y estabas segura de que no iba a sorprenderte y yo también, de modo que… intenté hacerlo lo mejor que pude

-Vámonos a vivir… juntos.

-…


.

29 octubre 2008

En compañia de...


[La soledad es como un suplicio ingenioso de la naturaleza que hace que nos encontremos con nosotros mismos para poder valorar a los demás]

No es un buen día, ni siquiera un buen mes.
La odio, me odio.

A ratos la extraño, otras veces quisiera borrarla.
Me acostumbré a su compañía, pero cada día la detesto más.

Es mi musa, pero también mi infierno interior.
Es la que más horas ha pasado conmigo, pero no deseo su compañía a nadie.

Hoy, quisiera borrarte y cambiarte por algo de atención.
Me siento solo, Soledad, y sólo estas tú para acompañarme...

27 octubre 2008

Mi pecado capital


Con las piernas abiertas, te apoyas contra el cabecero de la cama y esperas a que acerque mi boca a tu ombligo. Te estremeces y tu piel se eriza con el tacto frío de mi lengua, acabo de escupir hielo en el vaso. Adoro ver cómo te retuerces y tus brazos se agarran fuertes a la almohada, cómo aprietas los dientes y tus piernas bailan en el aire y tú no puedes… ni moverte. La humedad acaricia mis labios y mi lengua, ahora más templada, recorre cada uno de tus pliegues repartiendo besos, con mis labios, a cada rincón cálido de tu cuerpo. Tu pecho, firme, resiste los pellizcos suaves con que mis dedos te castigan y mi otra mano acaricia tus piernas que, en breve, temblarán como nunca antes las había hecho temblar nadie y todo tu cuerpo y tu esencia se perderán en mi boca.



No existe lujuria moderada, y yo sueño con esto todos los días, todo el día…


.

25 octubre 2008

La angustia

En la cantina el viejo se sienta, como cada noche, en una banca al final de la barra en el fondo del bar. Enciende su cigarro y absorbe lentamente la primera calada de humo, más nostálgico, más cansado y más viejo a cada segundo. El anciano taciturno, en guerra contra todo el mundo exterior, confiesa haber burlado al destino y su encarcelamiento se hace más angosto bajo la piedra en la que se oculta, y se le clavan en el costado los pecados torcidos y sus recuerdos le aletargan la razón intermitente que creyó perdida. En su copa contempla el reflejo de dos amores ciegos que jugando al amor quedaron enfrentados hasta el fin de los tiempos. A su lado, la soledad sentada mete más cizaña, detrás su pasado y ella se agarran de la mano susurrando antiguas mentiras, pero él levanta la cabeza y espera que llegue la misma mujer de siempre, que ahora entra por la puerta, la vieja angustia.


"Hay crisis en el lado mojado del desierto,
hay crisis del petróleo, del pan, del porvenir,
hay crisis en la Meca y en la oración del huerto,
el crack, la discoteca, las ganas de vivir."


J. Sabina

.

23 octubre 2008

Luces de sombra


Marcando huellas de paz
en un mundo rodeado de sombras,
usando mi propia luz
para salir de las tinieblas.

Tengo miedo, no sé salir.
Creo que estoy en un laberinto
rodeado por mis temores,
corriendo sin sentido
como un ratón de experimentos.

Navego en mi propio mundo
de colores desconocidos,
intentando no naufragar
y ahogarme en mis pensamientos.

Dos suspiros y un guiño
son mi pan de cada día.
Intento seguir en pie...
pero no me atrevo a mirar mi horizonte.

21 octubre 2008

Dirección a Nunca Jamás



Querido Peter,


Ha volado mi tiempo, a diferencia del tuyo, desde la última vez que te ví correr detrás de tu sombra. Nunca olvidaré cómo llegamos a Nunca Jamás: "Sólo tienes que torcer por la segunda estrella a la derecha y después todo recto hasta la mañana". Te creímos y pudimos hacerlo.


Volviste una vez y conociste a mi sobrina, Jane, la hija de Wendy. Te la llevaste contigo y recuerdo haber visto en sus ojos, cuando me contaba sus historias con los niños perdidos, la misma ilusión que antaño invadió mi corazón. Sólo una vez más volví a saber de ti, pero no regresaste como prometiste, supongo que nunca entendiste por qué nosotros elegimos crecer. Yo sí te entendía a ti, como comprendí el mensaje en aquel papel rojo sangre que le escribiste a Wendy.


Ya hace mucho de todo eso y no queda nadie de los que fuimos en aquel primer viaje, sólo tú y yo, y Campanilla supongo. Deseé que algún día hicieras camino andando hasta aquí y dejaras de volar, pero entendí que tú ya habías encontrado tu lugar y más de una razón para no crecer. Y hoy, me abrazo por última vez a mi osito, compañero durante toda mi vida, y te lo regalo junto con la ilusión con la que he ido dando cada paso cada día. Te lo regalo porque este osito formó parte de mi principio y lo hará de mi final, como verás, está mucho más viejo que aquella vez, igual que yo, pero quizá te enseñe algo que yo aprendí hace años gracias a él.


Besos y abrazos,


Michael.


Esta carta la encontré en mi mesa una noche en que me desvelé, junto al sobre había una canica, un demacrado aunque conocido osito marrón y una pequeña nota vieja y sucia de color rojo con un corazón de tinta negra, abajo, un nombre, “Peter Pan”, y por detrás una frase agazapada con varias palabras corridas por algún líquido incoloro “Lo siento, pero aún no he tenido valor”. Seguramente fueran lágrimas de Wendy. Lo que no supo ninguno jamás es que por fin encontré una razón para crecer.



.


20 octubre 2008

Corazón de bombón





Tengo recuerdos de un país lejano, pasado el charco. Te he visto amanecer por el mar, como en un sueño, lucir tu sonrisa destellante por la calle, como el neón de las fachadas. Y he visto cómo te acercabas a mi, de blanco en un sueño, corrigiendo lo escrito, y a mi sostenerte la mano y el papel, feliz. Preferí no restar años ni sumarlos, preferí contar a partir de ya.


Tengo sueños de recuerdos que no tengo. El sol asfixia al destino y la lluvia no calma el fuego que hay en mis ojos ardiendo bajo tu piel. Y mi lengua y mis oídos y mis manos con el deseo incandescente de agarrarse a ti como se agarra una hoja al viento, y dejarme llevar…


Dime amor, en qué momento se cruzó mi bici con tu tren. Me da miedo pensar si ‘no’ y si ‘sí’. Pero apuesta esta noche y juguemos la partida, en esta ciudad sin Ley voy a quererte y me da igual perder, hoy es sí o sí, y mañana puedo serlo también.


Corazón de bombón, me pasa que me duelen ya las ganas de comerte los labios; sucede que me olvido de ti un minuto y te recuerdo los dos siguientes; ocurre que no sé dónde te metes y que me voy y vuelvo y que te vas y vuelves; pero pasa que esta vez mi mecha va rápida y corta, y prendo y exploto.


(‘Boom’)


¡Y pensar que aquella noche te desnudé, ay! Aunque no sé muy bien cómo lo hice, lo volvería a hacer.


.


15 octubre 2008

Fotografías


Me gusta retener momentos.

Segundos que sin esa pequeña pincelada se perderán para siempre, pero que sin embargo, podemos conservar hasta la eternidad y rememorarlas siempre que queramos.

Momentos de nostalgia, de felicidad, de soledad...
Recuerdos bonitos, tristes, de paisajes o de personas, de vivencias...

Devolver a tu mente el olor de aquella flor tan hermosa, llorar al ver la cara de un viejo amigo que, con el paso inexorable del tiempo, ha dejado de formar parte de tu vida.

Son caras, movimientos...son una explosión de sentimientos en cada imagen plasmada.
Son mejores que una grabación, pues los recuerdos que te evocan, no hay máquina capaz de reproducirlos.

Mi delirio son los paisajes. Lugares que son únicos ya que cada día hay algo que cambia en ellos y, a largo plazo, pueden incluso desaparecer.

Retratar el melódico vuelo de una mariposa adornando de colores el viento, enfocar las flores cuyos pétalos conquistan, con su olor, a personas y lugares.

Mientras existan cámaras, podremos maravillar al mundo con esas humildes imágenes que, aun siendo sencillas, pueden llegar a ser espectaculares.


"Solo se fotografía bien aquello que se ama y aquello que se odia."

10 octubre 2008

Y no me cansaré...


He estado dándole muchas vueltas, muchas más de las que piensas, y he decidido que no voy a dejarte escapar tan fácilmente.

Desde que te conocí, ya sabía que eras distinta al resto del mundo, y aunque mi timidez a veces pueda conmigo, lo que pienso que puede haber tras ella es tan grande que prefiero jugármelo todo a ganar o ganar.

Soy un tonto enamoradizo, que más te puedo decir, pero de la forma que me fijé en ti no hay ser humano que consiga explicarlo.

Me han dicho que lo mejor es una de cal y otra de arena, pero no puedo, no es mi forma de ser. Hoy, hoy ha sido el día cuando me he terminado de dar cuenta de que si sigo dejándote escapar, un día te irás, y entonces no tendré ya nada que hacer.

No te prometo la Luna, ni siquiera pasar buenos momentos cada día, pero solo puedo pedirte que me creas cuando te digo que, si me dejas, invadiré tu corazón y lo haré mío, porque nadie en este mundo sabrá amarte de esa manera.

Basta de novios equivocados y malas experiencias, no quiero ver ese dulce sabor a miel en los labios de otro.

Porque cuando uno va a por todas, podrán salir bien o mal las cosas, pero al menos estaré contento por haberte ofrecido mi mejor versión.

[Quiero que me quieras...porque quererte quisiera]

09 octubre 2008

Hay días (Parte 2)



Carlos se levanta y va a buscar en el minibar una botella de champán del 98. Agarra dos copas que hay en la misma mesilla donde está el minibar y le señala el jacuzzi a la muchacha. Los dos se bañan juntos rodeados de espuma y brindan con sus copas cargadas también de pompas que juguetean en sus bocas, que pasan de una lengua a otra en cada beso, y de unos labios a otros, y de una piel a otra.


Hicieron el amor en el jacuzzi, sobre la cama, en el suelo, fuera en el balcón, con fresas y nata, con chocolate… Sudaron esa noche un sudor fresco, como agua, y bebieron el aire de los besos que no encontraban piel y, perdidos, naufragaban por la habitación.


Cuando se despertó, abrazada a él seguía aquella muchacha, risueña, exhausta, despierta desde hace un rato, pensativa y delicadamente feliz. Él sonrió, y acariciándole el pelo le dijo


-Esto hay que repetirlo.


La chica apretó fuerte los dientes y deseó que su realidad hubiese sido otra, que la razón por la que ella estaba allí se quemara y ese fuego hubiese pasado a ser sólo humo, que su realidad hubiese pasado a ser sólo humo… Deseó que aquello fuera cierto, y que pudiera repetir cada noche con el mismo tipo. Y envidió profundamente a la esposa de aquel caballero, tal era el sentimiento que había despertado en ella, que quiso la vida que se le escapara una lágrima y rodara por la sábana, hasta el suelo.


-¿Por qué…?

- ¿Por qué qué?

- …


- Entiendo. Verás… Mmm… Digamos que la responsable de que yo lleve un anillo en la mano derecha me dejó plantado hace unas horas en el altar, justo antes de colocármelo. Y yo, egoístamente, he pensado que me merecía una Noche de Bodas de ensueño, y así ha sido.


La joven lo miró a los ojos, y se le saltaron un par de lágrimas más, se agarró fuerte a él.


-Espero que no estés furiosa por lo que te he dicho.


Ella no dijo nada. Él se levanto, cansado y confuso, desnudo, recorrió la habitación hasta llegar a la silla donde yacía la chaqueta. La muchacha entendió por qué el esmoquin, por qué el Mercedes adornado, por qué la suite reservada.


-Te llevaré a casa y no te preocupes por el dinero, aquí tienes.


La muchacha, sentada en la cama, cubierta torpemente por las sábanas negras, hizo un esfuerzo por coger el dinero. Y teniéndolo en la mano pensó que más ilusión le hubiera hecho que la besara.


La joven siguió callada. Se vistieron y bajaron. Se montaron en el coche. A pesar de todo, se sentía dichosa y afortunada. Pero su gesto aún se reflejaba pálido y triste. Le indicó cómo llegar hasta su casa. Y una vez hubieron llegado, antes de bajarse ella, él le dijo


-Te pareces mucho a ella, pero tú eres mucho más hermosa, y no me has causado dolor alguno. Espero que volvamos a vernos.


La triste chiquilla sonrió por fin y le besó en la comisura de los labios, se bajó del coche y entró en su casa sin decir una sola palabra. Abrió la puerta, y cuando la cerró, suspiró


-Dios mío…


Esa misma noche, a la misma hora, en la misma esquina, allí fue él con el mismo Mercedes blanco, escuchando como el día anterior, la 90.1, donde sonaba en aquel momento Manolo garcía con sus “Pájaros de barro”.


Ella no apareció. Si algún día la veis, decidle que le he escrito una historia en un blog.



.

05 octubre 2008

Todo lo bueno tiene un riesgo


Porque nunca se tienen todas las respuestas y duele no poder aprenderlas.


Necesito vivir, necesito...algo más.


Quiero nuevas experiencias, pero tengo miedo a enfrentarme a ellas.


Quizá no esté preparado, quizá mi destino sea otro.

03 octubre 2008

Así es la vida


Día 271


Llevo mucho tiempo aquí encerrado, ahí fuera se ha dicho que unas 38 semanas, yo no soy consciente de haber pasado tanto tiempo. Tampoco recuerdo qué era de mi antes de esto. Lo único que sé es que no voy a abrazar a la muerte… porque intuyo la vida.


A menudo, doy patadas contra la pared de mi celda y oigo gritos desde fuera, otras veces, risas. Vivo, vivo con la incertidumbre de no saber qué pasa a mi alrededor. Por momentos, me da la sensación de que todo gira en torno a mi pero otras veces siento como si se hubieran olvidado completamente de que existo.


Me surgen dudas y preguntas pero nadie aparece y a nadie puedo preguntar. Voy experimentando cambios poco a poco y misteriosamente voy ganando peso, cosa que agradezco a quien se lo tenga que agradecer.


Hoy detecto mucho movimiento, oigo más voces de las que acostumbro y estoy nervioso, quiero salir de aquí. Empiezo a escuchar voces de dolor que retumban en mis oídos. El eco me ahoga el llanto y es muy poderoso. Quiero salir de aquí, no aguanto más. Espera… Parece que…¡La puerta se está abriendo! Una luz que cada vez se hace más grande. Ahh… No puedo ver… Ya casi estoy. Ya casi salgo. Oigo gritos. ¿Qué es esto? Hay mucha gente enorme y rara, todos pendientes de mi. Ayudadme a salir, por favor. Con cuidado…


Ya estoy fuera, ¿pero qué?El que parece el jefe de toda la gente rara me coge de las piernas y me pone bocabajo ¿qué van a hacerme?, ¡me está golpeando el trasero!... Toso un poco y pienso: ¡Tú! Deja de darme cachetadas en el culo y ¡méteme en la incubadora YA!


Ahora lo cuento riéndome, jeje, pero antes de que me colocaran en la cuna estaba muy asustado.


.

02 octubre 2008

Hay días (Parte 1)


Pasada la medianoche, ella espera, como cada noche, en aquella esquina, tan joven y radiante… apoyada sobre una pared mugrienta de un edificio suburbial, con un vestido negro cuya falda tapa ligeramente sus muslos y un escote en la espalda que deja entrever el paisaje donde sueñan poder correr las manos más desesperadas, y las menos también.

Aparece al final de la calle el primer coche, un Mercedes blanco con adornos de cinta blancos, como en las bodas, con la música a todo volumen, ¡menuda casualidad! En la 90.1 suenan los Burning con su clásico tema. Se para enfrente de la joven, el hombre baja la música y asoma la cabeza por la ventanilla

-¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? Anda sube

Ríen los dos. La muchacha se monta en el vehículo y observa detenidamente al conductor. Esmoquin negro, camisa blanca, pajarita torcida, unos 26 años, muy atractivo, luciendo en su muñeca izquierda un antiquísimo Glashütte Original. En su mano derecha, un anillo. “Está casado”, pensó, “como tantos otros”. Iba algo bebido, pero la chica no se asustó.

El tipo no paró de hacer bromas y chistes durante el trayecto. La joven ya había visto de todo antes, pero esto no era algo a lo que estuviera acostumbrada. No era típico en un hombre que sale a estas horas de la noche buscando compañía, el que se preocupara en hacerla reír y sonrojarla con los piropos más originales que jamás haya oído decir. Como si los hubiera preparado para ella un rato antes de aparecer con el coche.

Llegaron a un hotel cinco estrellas - gran lujo. Él bajó primero y le abrió la puerta. “Menudo tío…”. Pensó ella, sorprendida. Les sostuvo la puerta de la entrada un chico de traje y con la corbata un poco desanudada -normal dado la hora que era, estaba a punto de cambiar el turno e irse a casa -.

-Pasen, por favor

Llegados a la recepción, el joven se acercó al recepcionista del hotel, sin soltar la mano de su acompañante, y dijo

-Tengo una suite reservada a nombre de Carlos De Guevara

-Muy bien Señor, ya recuerdo. Tome… y enhorabuena.”

Dijo esto el recepcionista y les guiñó un ojo y la muchacha, extrañada, se quedó con ganas de preguntar. Pero no lo hizo. Subieron hasta la suite. Una vez dentro, la joven se asombró de tanto lujo. Un jacuzzi, un balcón con unas vistas espectaculares de la ciudad, una cama redonda enorme con unas preciosas sábanas negras y cojines rojos. No podía creerlo…

Él se quitó la chaqueta y la dejó sobre una silla. Se deshizo de la pajarita echándola a volar tras una mesa gigantesca que había en una esquina de la enorme habitación. Sentó a la joven a los pies de la cama, y con cuidado le quitó los tacones. Se ayudaron a quitarse la ropa, ambos.

Desnudos, los dos, rodaron besándose por el suelo como dos desesperados. De repente dejaron de dar vueltas y él encima de ella, como cuando un león tiene a su presa acorralada y está a punto de asestar el último golpe, dice

-Un momento…


.

01 octubre 2008

Nada es gratuito


Cuando quieres conseguir algo, has de dar siempre lo mejor de ti y un poquito más.

Cuando tienes una meta, hay algo básico que debes tener siempre en tu mente:
'Los obstáculos serán siempre una ayuda para llegar a tu objetivo'

¿A qué viene esta tontería? Pensadlo bien...

Si todo fuera fácil, no tendría mérito el hacerlo. Cuando hay que superar dificultades, empiezas a demostrar que tienes ilusión y que entregarás más de lo que tienes por conseguirlo.

Yo tengo mis metas claras.

¿Las tienes tú?

27 septiembre 2008

De qué me escondo



Ahora sólo quiero saber
por qué ando siempre torcido,
el amor se escondió tras el sillón
y mi lengua a poco de tu ombligo.

Ya no te consiento
otro beso a cobro revertido,
la razón atropelló al corazón,
cansada de engañarse contigo.

Por no vivir en directo,
me acostumbré al diferido.
Vivo enfadado con la televisión,
no me aporta nada entretenido.

Y ahora sí, cálmame este dolor sin muela,
acaricia con tu lengua
hasta donde estire el frenillo.
Sigue intentando por si cuela,
abrir un poco más la puerta,
olvidé echar el pestillo.

Necesito saber por dónde vienes
y yo dónde me escondo.
Necesito saber para qué vienes
y yo de qué me escondo.


Pero inténtalo, amor,
que yo
estoy que no me aclaro.
Tú inténtalo, amor,
que yo
... como que no me aclaro.

Lo tengo todo a medio hacer,
con gente estoy comprometido.
A nadie estoy obligado a ver,
lo primero son los amigos.

Ya no tengo dónde ir
desde que se marchó,
no he vuelto a ver al hada.
intento de verdad salir
pero necesito calor
y esa casita pa' los dos en tu mirada.

Y ahora sí, cálmame este dolor sin muela,
acaricia con tu lengua
hasta donde estire el frenillo.
Sigue intentando por si cuela,
abrir un poco más la puerta,
olvidé echar el pestillo.

Necesito saber por dónde vienes
y yo dónde me escondo.
Necesito saber para qué vienes
y yo de qué me escondo.


.

25 septiembre 2008

Fuerzas para un soñador


Algunas veces necesito una dosis extra de moral propia.

Veo que todo a mi alrededor se derrumba y creo no tener fuerzas suficientes para todos ellos. Trato de hacer ver a cada persona que está a mi alrededor que tener 2 semanas malas no es el fin del mundo.

Yo he pasado por eso. He tenido momentos malos y otros, por desgracia, muy malos. Hoy estoy aprendiendo a ver la luz, pero no por ello lo consigo a diario.

Las personas que me importan sufren muchas veces y no se como ayudar, porque sé que son cosas que no pueden evitarse: problemas de pareja, desamores, decepciones, momentos que son mejor olvidar...

Yo tengo la suerte de hacer todo lo que me gusta y tener opciones de seguir haciéndolo, por lo que todas mis ganas de ayudar se mantienen intactas para mis amigos.

Y seguiré luchando porque a los mios no les falte nunca alguien que los apoye...


Y enseñarles a todos que es posible la vida...