12 mayo 2010

... no lo que yo haga.



Me llamas a casa a las 11. Me dices que has tirado el móvil, que quieres cambiar de sitio la tele de tu cuarto, que vas a decir adiós a todos tus amigos, que te sientes solo, que me necesitas. Me invitas a salir. Me evitas el tema que nos ocupa, desvías mi atención y culpas a otra persona. No me gusta hablar por hablar pero tú, aún así, lo intentas. Me das las gracias y no las quiero. No quiero cotillear, no es asunto mío, lo mío es lo de ayer. Te callas y yo no me callo. Antes de irme, me preguntas qué voy a hacer. ¿Me estás echando otro problema encima? Te digo algo: a los que no me quieren, que sean felices... Y a los que me quieren, que sepan todo lo que en la vida les concierne. ¿Por qué? Pues porque les deseo lo mismo que quiero para mi.


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