15 septiembre 2008

Sueña amor y suerte


Para: Nadie en especial. Especialmente para todos.

Uno, te regalo este sentimiento aunque sea mío y yo lo quiera... y dos, no fui capaz de elegir en tanto tiempo, así que no esperes que decida en un día dos destinos.


¿Por qué volver atrás después de tantos años? Pues por la misma razón que un conquistador vuelve a casa después de cada batalla. En casa tenemos terreno edificado, seguridad, amor sembrado. Es por eso que se vuelve: para dar otra oportunidad al amor, a los sueños de cuando éramos jóvenes, que creemos que nos harán más felices que otras historias nuevas.

No se puede empezar de cero, nada. La única opción es largarte a un país lejano, pero eso no es una opción. Siempre nos quedamos en el mismo sitio, rodeados de la misma gente, esperando tener suerte y encontrar un nuevo amor que reviente a los otros y... No llega, de nuevo es otro palo, más grande que el anterior. Entonces, volvemos de nuevo a fastidiarle la vida a ese amor ideal e inefable de hace tantos años que ya tiene, en sí, la suerte bastante fastidiada como para que lleguemos nosotros a llenarle la cabeza de pájaros... ¡Ay!

"Yo ya no puedo amar como la primera vez". Decimos, y es porque se ha dado el piro la ilusión y cuando cada vez es más difícil encontrar lo que buscamos, más fácil queremos que sea para nosotros. No puede ser. ¿Sabes? No puede ser. El que quiera peces, tiene que mojarse el culo (MM*).


Además de todo eso, no es justo para uno mismo conformarse con un sueño pequeño si sabes que luchando puedes tener "el más grande de los sueños". ¿Por qué es tan difícil? ¿Importa la distancia? ¿La edad? ¿Qué es luchar exactamente? Se lucha si crees haber conocido a esa persona. ¿A qué esperas? Ya se sabe que, algunas veces, para ganar hay que saber perder.


Ten en cuenta que Uno, echarlo a suertes, suele dar mala suerte. Dos,
el amor no es ciego. Y Tres, los sueños sí lo son.

Nota: si no puedes luchar por un sueño ahora, espera a poder hacerlo... Los sueños no son tan lejanos. Si no quieres luchar...

tú mismo.



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