De pequeño creía en Dios. Las he pasado muy putas desde que tenía apenas 6 años. Dejé de creer en él. Solo recibía cosas malas. De esa forma aprendí que lo bueno solo sucede si te lo trabajas.
Sonrío porque no quiero contarle mis problemas a nadie. Nadie necesita saberlos. A nadie le importan.
Veo a gente de mi pasado y pienso que a todos les ha ido mejor que a mí. Quizás han luchado más por sus sueños.
Siempre recordaré con un cariño especial mi paso por la facultad. Fui quien no soy y siempre quise ser: un líder, alguien en quien la gente confía para sacar las cosas adelante.
A veces pienso que un psicólogo no me vendría mal para soltar toda la mierda que aguanto y no tengo a quien contar. Otras, simplemente, me siento a escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario