03 octubre 2008

Así es la vida


Día 271


Llevo mucho tiempo aquí encerrado, ahí fuera se ha dicho que unas 38 semanas, yo no soy consciente de haber pasado tanto tiempo. Tampoco recuerdo qué era de mi antes de esto. Lo único que sé es que no voy a abrazar a la muerte… porque intuyo la vida.


A menudo, doy patadas contra la pared de mi celda y oigo gritos desde fuera, otras veces, risas. Vivo, vivo con la incertidumbre de no saber qué pasa a mi alrededor. Por momentos, me da la sensación de que todo gira en torno a mi pero otras veces siento como si se hubieran olvidado completamente de que existo.


Me surgen dudas y preguntas pero nadie aparece y a nadie puedo preguntar. Voy experimentando cambios poco a poco y misteriosamente voy ganando peso, cosa que agradezco a quien se lo tenga que agradecer.


Hoy detecto mucho movimiento, oigo más voces de las que acostumbro y estoy nervioso, quiero salir de aquí. Empiezo a escuchar voces de dolor que retumban en mis oídos. El eco me ahoga el llanto y es muy poderoso. Quiero salir de aquí, no aguanto más. Espera… Parece que…¡La puerta se está abriendo! Una luz que cada vez se hace más grande. Ahh… No puedo ver… Ya casi estoy. Ya casi salgo. Oigo gritos. ¿Qué es esto? Hay mucha gente enorme y rara, todos pendientes de mi. Ayudadme a salir, por favor. Con cuidado…


Ya estoy fuera, ¿pero qué?El que parece el jefe de toda la gente rara me coge de las piernas y me pone bocabajo ¿qué van a hacerme?, ¡me está golpeando el trasero!... Toso un poco y pienso: ¡Tú! Deja de darme cachetadas en el culo y ¡méteme en la incubadora YA!


Ahora lo cuento riéndome, jeje, pero antes de que me colocaran en la cuna estaba muy asustado.


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